Las verdaderas razones de Taylor Swift
para abandonar Spotify
La
decisión de la cantante puede tener más consecuencias de lo que parece
Por: Franc Sayol, miércoles 5 de noviembre de 2014
Ayer, Taylor Swift decidió sacar todo su catálogo de
Spotify. Esto significa que la artista pop más popular del momento ya
no puede escucharse en el servicio de streaming más utilizado en el mundo.
Spotify, evidentemente, ha mostrado su descontento. “Esperamos que cambie de
opinión y que se una a nosotros para construir una nueva economía musical que
sea válida para todos”, dijo la compañía en un post en su blog. La
compañía tiene motivos para estar preocupada. No sólo por la capacidad de
generar tráfico de la cantante, sino por las consecuencias que su decisión
pueda tener de cara al futuro.
Las razones de Taylor
En este preciso instante Taylor Swift es la artista
pop más poderosa del mundo. 1989, su flamante nuevo álbum, va
camino de convertirse en el primer disco que vende un millón de copias en su
primera semana desde 2002. Tanto ella como su sello tienen la sartén por el
mango, y pueden permitirse hacer lo que quieran. De momento, lo que quieren
es no seguir participando en el cuestionable modelo de negocio de
Spotify.
Desde la perspectiva de los artistas, el sistema de
retribución de Spotify es injusto e insuficiente. A finales del año pasado, la compañía reveló que los
propietarios de los derechos de autor reciben entre 0.005 y 0.0067 euros por
reproducción. Una cifra ridícula comparada con lo que reciben por la venta de
un single, aunque sea digital. Esto hace que bandas medianas como Grizzly Bear
reciban “aproximadamente 10 dólares por cada 10.000 reproducciones”, que iconos
indie como Thom Yorke denuncien sus abusos y que superestrellas como Swift le
den la espalda.
La decisión de Swift podía intuirse desde hace meses.
Concretamente, desde que este verano escribió un artículo en el Wall Street
Journal sobre cómo veía el futuro de la música. “La música es arte, y el arte
es importante y escaso. Las cosas valiosas deberían pagarse. En mi opinión la
música no debería ser gratuita, y mi predicción es que llegará el día en que
los artistas y sus sellos decidirán cuál es el precio más adecuado para los
discos. Espero que no se subestimen a sí mismos ni minusvaloren su arte”, dijo
entonces.
Su decisión deja a la compañía sueca en una situación
delicada. No solo porque pierde una de sus mayores fuentes de tráfico, sino
porque pone de manifiesto la fragilidad del servicio.
Spotify funciona porque es una manera fácil y barata de
tener prácticamente toda la música que quieras al alcance de dos clicks. Por
ello, muchas personas lo han convertido en su única ventana de acceso a la
música. Cuando haces esto es porque, entre otras cosas, confías en que los
artistas que incluyes en tus listas de reproducción estarán ahí para siempre,
haciendo innecesario el incómodo rastreo de enlaces por la red. Pero el caso de
Swift demuestra que la compañía no puede dar garantías de ello.
La fuga de Swift también ha servido para reabrir
la guerra entre Spotify y Apple por el dominio de la música digital. O, lo
que es lo mismo, para recrudecer la batalla entre el streaming y la descarga
por convertirse en el modelo hegemónico en el negocio de la música digital.
1989 no está disponible para escuchar en streaming en ninguna
plataforma, pero los anteriores discos de Swift si pueden escucharse en servicios
como Grooveshark, Rdio o Beats Music, el servicio de streaming que adquirió
Apple este verano y pronto se integrará en iTunes. ¿Por qué a Swift le interesa
asociarse con Apple y no con Spotify? A grandes rasgos, porque su modelo de
retribución está basado en las ventas y no los royalties, por lo que es considerablemente
más generoso con los artistas. Esto no solo le garantiza más ingresos a
Swift sino que le permite camuflar su plan de negocio con un halo de
integridad: ella es la que está del lado de los creadores.
La renuncia de Swift a permanecer en Spotify puede ser
la primera señal de un nuevo cambio de paradigma. Parecía que el streaming había cogido ventaja pero
cada vez es más evidente que el número de suscripciones que atraen resultan
insuficientes para generar beneficios. Esto implica ajustar al máximo los
márgenes de los artistas, con el consecuente descontento por parte de los
mismos. Los poderosos están empezando a esquivar a Spotify –el último disco de
Beyoncé es otro ejemplo de ello– y los débiles no tardarán en entender que hay
maneras alternativas para promocionarse sin necesidad de contribuir a un modelo
que es injusto con ellos.
La ecuación de Spotify se tambalea, y la única manera
que tiene de resolverla es encontrar la manera de pagar mejor a los artistas.
De no ser así, las deserciones serán cada vez más habituales. Y si empiezan a
desaparecer artistas, sus seguidores harán lo propio. Los 16 millones
de oyentes de Taylor Swift ya están buscando alternativas.
COMENTARIO DE LA NOTICIA
En esta noticia se habla de que Taylor Swift ha decidido sacar todo su catálogo de
Spotyfy por lo que ya no se puede escuchar a través de este servicio. El motivo
de esto ha sido según la artista el sistema retributivo de Spotify que es
injuste e insuficiente (para hacernos una idea una banda mediana por cada
10.000 reproduciones cobraría únicamente 10 dólares. Su decisión deja a la compañía sueca
en una situación delicada, no solo porque pierde una de sus mayores fuentes de
tráfico, sino porque pone de manifiesto
la fragilidad del servicio.
En este caso vemos como un sistema de retribución
inadecuado puede causar mucho daño a una organización. Se trata de una
retribución basada en el rendimiento por lo que es equitativa para todos los
artistas en función a las veces que se reproduzcan sus canciones, sin embargo
la consideran insuficiente por el bajo precio que cobran por ello.
Si este acontecimiento siguiese un efecto cadena los
usuarios dejarían de utilizar el servicio y de confiar en él, lo que podría
tener grandes consecuencias de competitividad en el mercado, sobre todo
teniendo en cuenta que tienen otros grandes competidores como podría ser
Itunes.
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