TEMA 5: HACIA UNA ÉTICA CENTRADA EN LA PERSONA
La persona es el auténtico protagonista de la ética. El
primer principio de la ética consiste en pensar bien.
La persona es el sujeto inteligente, aquel ser que está
llamado a la relación de encuentro con el otro. Está llamada a desarrollar su
propio papel vital en la comunidad, a relacionarse con otras personas. La
persona humana es de naturaleza racional, es digna, supone un cierto
“micro-cosmos”, un pequeño universo que incluye dentro de sí al universo
entero, gracias a su conocimiento y voluntad. La persona humana es valiosa en
sí misma, es un fin y no un medio (Kant) y tiene unos derechos humanos (a la
vida, a la libertad de conciencia o religión, a la de expresión y asociación,
etc. Además también tiene deberes humanos hacia otros seres humanos y hacía sí
mismo, ha de comportarse responsablemente en su relación con la naturaleza, lo
vivo.
El fundamento de la dignidad humana radica sobre todo en su
ser, en su acto mismo de persona, porque la persona es alguien o no algo, un
sujeto y no un objeto. La dignidad humana se refleja en su naturaleza racional
o libre, el hombre no está preso de sus instintos, esa libertad le hace
distinto y responsable.
El ser humano está llamado a relacionarse con otros, es
social y comunitario, precisa de la unión con otros por naturaleza, para
desarrollarse en virtud de su propia necesidad. Las personas están hechas para
la amistad, y deben crecer o madurar en su capacidad de relación en la amistad
y el amor. La amistad requiere de la libertad, y el poner en práctica nuestra
capacidad de renuncia o sufrimiento personales.
La comunicación humana está encaminada a favorecer la unión
de unos seres humanos con otros, y en el último extremo a promover la amistad
entre unas personas y otras. El núcleo más profundo de la amistad consiste en
hacer partícipe libremente a otra persona de la
propia vida interior, la felicidad personal, y darse y acoger al otro en
cuanto persona.
Todos tenemos que tomar conciencia de lo decisivo de las
personas en nuestro ámbito vital, y hacerlo siempre, por ejemplo: personalizar
la tecnología cada día más y orientarla mejor hacia las personas. Debemos
captar el valor y ser de la persona para luego aplicarlo en concreto.
Lo esencial en ética está en llevarlo a la obra y en adecuar
nuestras relaciones al valor de la persona.
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