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viernes, 15 de noviembre de 2013

EL NACIMIENTO DE LA INDUSTRIA MODERNA


A pesar del avance que supusieron las protoindustrias, estas quedaron apartadas con el aparecimiento de las nuevas formas de organización y producción originadas en la Industria Moderna.

Entre la sociedad protoindustrial y la moderna existen varias diferencias. La más notable es la producción de la agricultura, ya que en la sociedad protoindustrial disminuyo, en cambio, en la sociedad moderna aumento considerablemente. Otra diferencia es el crecimiento de mano de obra que se produjo en el sector terciario de la sociedad moderna.

El nacimiento de la industria moderna es un periodo de industrialización, que se desarrolla desde el siglo XVIII hasta la primera mitad del siglo XX, cuya principal característica en la transformación de la economía fue el incremento del sector secundario.
Esta transformación se manifestó por primera vez en Inglaterra. El curso de esta transformación, denominada “Industria moderna”, se caracterizo por:

-          El uso extensivo de maquinaria mecánica.
-          La introducción de nuevas fuentes de energía inanimadas, especialmente combustibles fósiles.
-          El uso generalizado de materias que no se suelen encontrar en la naturaleza.

Como consecuencia de estas características, se crearon se crearon nuevas y numerosas empresas en la mayoría de las industrias.

Con el inicio del proceso de industrialización en el siglo XVIII en Gran Bretaña se origino el término de “Revolución Industrial”. El término también se ha utilizado al inicio de la industrialización en otros países debido a su similitud.

Normalmente, el término de “Revolución Industrial” lo asociamos a los cambios industriales durante los siglos XVIII y XX, y cómo estos cambios afectaron en los procesos económicos. Pero esto es en cierto modo incorrecto, porque como dijo T.S. Asthon, un importante historiador de la económica inglesa en el siglo XVIII, “Los cambios no fueron solo industriales, sino también sociales e intelectuales. La palabra “Revolución”, implica una brusquedad en el cambio que no es, de hecho, característica de los procesos económicos”.
Además de cambios sociales e intelectuales, también hubo cambios comerciales, financieros, agrícolas e incluso políticos. Se considera que los cambios más importantes fueros los intelectuales, puesto que estos hicieron posibles los otros.

Inglaterra fue la primera nación en industrializarse y también una de las primeras en incrementar su producción agrícola. Los medios a través de los cuales Inglaterra incremento su productividad tienen mucho que agradecer a la experimentación de ensayo-error con nuevos cultivos y rotaciones de cultivos. La innovación agrícola más importante, antes de la introducción de la agricultura científica, fue la llamada agricultura convertible, que implica la alternancia de cultivos agrícolas y pastos temporales. Esto supuso la doble ventaja de restaurar la fertilidad del suelo gracias a las rotaciones mejoradas, y de producir un número mayor de ganado que producía así, al mismo tiempo que más carne, leche y lana, mas abono para fertilizar. Muchos terratenientes y agricultores experimentaron también con la cría selectiva de ganado.
Una condición importante para las rotaciones mejoradas y la cría selectiva fue el cercado y la consolidación de explotaciones diversas. Este sistema beneficio a los grandes y medianos empresarios agrícolas que concentraron en sus manos grandes explotaciones que organizaron a modo de industrias capitalistas, con una gran productividad encaminada a la comercialización del mercado. En cambio, perjudico a los campesinos que se vieron obligados a vender la tierra y trabajar como asalariados para los terratenientes, o bien emigrar a la ciudad como mano de obra para la industria. La comercialización de la agricultura reflejaba un proceso general de comercialización que se daba en toda la nación.

La comercialización y el desarrollo de la organización financiera de la nación se influyeron entre sí. Aparecieron banqueros en Londres, que emitían recibos de depósitos que circulaban como billetes de banco, y concedían préstamos a empresarios solventes. Londres se convirtió en el centro financiero mundial donde acudían los fondos disponibles de otros países y la organización comercial se transformo. Debido al aumento de capital y tamaño de las empresas comerciales, se crearon las sociedades anónimas como la forma más adecuada de reunir esos capitales. Una de ellas fue el Banco de Inglaterra, con estatutos reales y concesión de monopolios.
El desarrollo financiero posibilito la acumulación de capital favoreciendo al proceso de industrialización por medio de inversiones en infraestructuras, sobretodo en transporte. Se construyó el ferrocarril, además de canales y carreteras, favoreciendo el transporte interior y exterior de Gran Bretaña.

En la industrialización, se debe destacar la rápida mecanización y el crecimiento de la industria del algodón en las últimas décadas del siglo XVIII. Casi un siglo antes, sin embargo,  y con solo unos pocos años de diferencia, se hicieron otras dos innovaciones cuyo impacto podría considerarse todavía más fundamental para la industrialización, aunque tuvieron que pasar algunos años antes de que se advirtiera su importancia. Estas innovaciones fueron el proceso  para fundir el mineral de hierro con coque, lo cual liberó a la industria siderúrgica de la dependencia exclusiva del carbón vegetal, y la invención de la máquina de vapor atmosférico, una nueva y poderosa fuerza motriz que primero complemento y que luego acabo reemplazando a los molinos de viento y agua como fuentes de energía inanimada.

La industria textil alcanzo un papel destacado en Gran Bretaña. La fabricación de artículos de lana y estambre era la de mayor importancia. La industria de la seda, introducida en las primeras décadas del siglo XVIII, empleaba fábricas y maquinaria accionada por energía hidráulica. No obstante, la demanda de seda, era limitada, debido a su alto coste y a la competencia del continente.
Como la de la seda, la fabricación del paño de algodón era una industria relativamente nueva en Gran Bretaña. Al principio esta industria empleaba los procesos manuales utilizados en los de la lana y del lino, pero en pocos años se inventaron dispositivos para  ahorrarse mano de obra  tanto en el hilado como el tejido.

Las innovaciones técnicas fueron acompañadas de un rápido aumento de la demanda de algodón. Como Gran Bretaña no cultivaba algodón, para satisfacer la creciente demanda tuvieron que importarlo de otros lugares.

Los cambios técnicos relacionados con los tejidos de algodón, la industria siderúrgica y la introducción de la energía del vapor constituyen el núcleo de la temprana industrialización de Gran Bretaña, pero no fueron las únicas industrias afectadas. Otra industria representada era la fabricación de cerámica, con la introducción de la porcelana china. También la industria química experimento una expansión y diversificación importantes. Se desarrollo un mayor progreso industrial con los experimentos de los fabricantes de jabón, papel, vidrio, pinturas, tintes y tejidos, en su búsqueda de hacer frente a la escasez de materias primas. En la segunda mitad del siglo XIX, con el nacimiento de las ciencias química y eléctrica, se ayudo a los orígenes de los nuevos procesos y las nuevas industrias.

La industria del carbón, cuyo crecimiento había sido favorecido por la escasez de madera para combustible, y que a su vez había propiciado la invención de la maquina del vapor, continuo siendo una industria basada en el trabajo intensivo que requería mucho capital.

Dentro de Inglaterra hubo una gran diversidad regional de la industrialización, marcada por la importancia de las minas que se encontraban, sobretodo, en el noroeste.
Además, hay que destacar los diversos rumbos del cambio económico en las distintas partes constitutivas del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda. En Gales, a mediados del siglo XVIII, se creó una gran industria siderúrgica, orientada al comercio de expansión, que generaba parte de la producción británica. Escocia, a pesar de que a mediados del siglo XVIII constituía un país pobre y atrasado, donde la mayoría de su población se dedicaba a la agricultura de subsistencia, se puso en uno años al frente de las naciones industriales del mundo. La causa principal de su florecimiento fueron sus yacimientos de carbón. En cambio, Irlanda, apenas consiguió industrializarse.

En los principios de industrialización de Gran Bretaña la población experimento un rápido aumento demográfico. Este crecimiento no estuvo relacionado únicamente con el proceso de industrialización, los avances en los conocimientos de medicina y la creación de nuevos hospitales, sumado al aumento del nivel de vida, causa del crecimiento económico, también contribuyeron en él.

La inmigración y la emigración también afectaron al total de la población, destacando las migraciones interiores desde el campo a las zonas industriales, provocando un aumento de población en las ciudades. Los trabajadores eran atraídos por los salarios de las fabricas, muchos más altos que los que recibían en la agricultura. El sistema de los salarios se fue utilizando con más frecuencia.


La mayoría de los trabajadores mejoraron su situación de vida, pero la desigualdad en la distribución de los  ingresos y la riqueza, ya existente, fue acrecentándose.


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