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lunes, 18 de noviembre de 2013

LA ECONOMÍA MUNDIAL A FINALES DEL SIGLO XX

El largo boom europeo de postguerra tuvo su equivalente en otras regiones de la economía mundial, especialmente en Japón. Es más, el boom japonés fue al mismo tiempo más duradero y más fuerte. Las razones para este crecimiento eran: el fenómeno de la puesta al día de la tecnología ; el alto nivel de capital humano que poseía Japón y que le permitió sacar el máximo partido de la tecnología; y la gran capacidad de ahorro e inversión del pueblo japonés, y sus dotes para la gestión.
Otros países asiáticos, especialmente Corea del Sur y Taiwán, tuvieron asimismo índices de crecimiento extremadamente altos, tanto en su producción total como en su comercio exterior. También a ellos pondrían aplicarse las mismas razones del éxito económico japonés. Singapur y Hong Kong ocupaban posiciones muy destacadas en la economía internacional, aunque el Tratado de 1984 entre el Reino Unido y la República Popular China, según el cual Hong Kong revertirá a la soberanía china en 1997 causó una gran preocupación entre la población occidentalizada de aquel territorio. En general la zona de la cuenca del Pacífico, incluidas Australia y Nueva Zelanda se convirtieron en protagonistas del último cuarto de siglo.  
A finales del siglo XIX y en la primera mitad del siglo XX, los países latinoamericanos habían participado activamente en la división internacional del trabajo, gracias a su ventaja comparativa en productos primarios. Todavía a mediados del siglo XX, alguno de ellos, principalmente los países del Cono Sur (Argentina, Uruguay y Chile) disfrutaban de una renta por habitante comparable a las de Europa Occidental. A partir de entonces, bajo la equivocada premisa de que de alguna manera eran ciudadanos del mundo de segunda clase, por su especialización en productos primarios, varios de ellos se embarcaron en programas de “industrialización por sustitución de importaciones”, en un intento de producir por sí mismos los productos manufacturados que previamente habían importado. Casi sin excepción estos programas fracasaron entre otras causas porque  los mercados internos eran demasiado estrechos, tanto en números como en poder adquisitivo.
En África, las condiciones económicas eran aún más deplorables que las de América Latina. A las nuevas naciones que emergieron cuando terminó el colonialismo europeo les faltaban recursos naturales y especialmente humanos para afrontar las complejidades de una economía moderna. Asimismo las circunstancias políticas obstaculizaron los intentos de desarrollo económico. Varios países africanos, que ya estaban entre los más pobres del mundo, llegaron a sufrir índices negativos de incremento de la renta y riqueza.
Otra región del mundo cuya importancia política ha ido en aumento a finales del siglo XX es el sudoeste asiático. La razón de la creciente importancia económica de la región es el petróleo.  El petróleo se descubrió en Irán en la primera década del siglo XX, y posteriormente en varios estados árabes que bordeaban el golfo Pérsico. En 1960, aquellos países, junto con Libiay Venezuela, crearon la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), a la que más tarde se adhirieron otras naciones. En 1970 los países de la OPEP producían más de una tercera parte de la producción mundial de energía. En 1973, tras la cuarta guerra árabe-israelí, actuaron en estilo cártel para aumentar fuertemente el precio del petróleo crudo, acción que repitieron más tarde en la misma década, con el resultado de que el precio mundial subió de 3 dólares el barril en 1973 a 30 dólares en 1980. Dado el alto grado de dependencia que la economía mundial tenía del petróleo en aquellos tiempos, el efecto de la subida sobre las economías, tanto de los países altamente industrializados, como de los que se hallaban en vías de desarrollo, fue devastador.
Mientras tanto, los cambios políticos y religiosos alteraron también en la región el equilibrio del poder económico. En 1979 una fanática revuelta religiosa en Irán derribó al sha y estableció una república islámica. Al año siguiente, el dictador de Irak, Sadam Hussein, intentó aprovecharse de la supuesta debilidad de su vecino e invadió el país con el objetivo de anexionarse sus zonas productoras de petróleo. Pero los iraníes le opusieron una inesperada resistencia. Durante nueve años, los dos países se enfrentaron en una inconclusa guerra de fronteras en la que murieron millones de personas para nada. En 1990, tras una especie de tregua con Irán, Sadam invadió de improvisto Kuwait, un vecino más pequeño e indefenso, proclamándolo “la provincia decimonovena de Irak”.
La reacción internacional fue inmediata. Los estados Unidos acudieron en defensa de Arabia Saudí, su mayor proveedor extranjero de petróleo, junto con Kuwai, y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, con rara muestra de unanimidad, condenó la acción de Irak y declaró un embargo contra el agresor. Tras seis meses de espera, para comprobar si el embargo obligaba a Sadam a retirarse, un ejército combinado de países árabes y no árabes invadió Irak y liberó Kuwait, pero no derrocó a Sadam, que continuó en el poder.    

EL COLAPSO DEL BLOQUE SOVIÉTICO
En la segunda mitad de 1989 se derrocaron los regímenes comunistas en Polonia, Hungría, Checoslovaquia, Alemania Oriental, Bulgaria y por último Rumanía y Albania.
Una mezcla de motivos políticos y económicos reforzó la revuelta de las masas en las tierras antes bajo el dominio comunista.
En 1980 los trabajadores polacos, encabezados por Lech Walesa constituyeron un sindicato, Solidaridad, independiente del Estado y del Partido Comunista. Posteriormente, cuando dimitió el presidente comunista, Walesa fue elegido presidente de la nación en diciembre de 1990, cargo que perdió en las elecciones de 1995.
Tras el fracaso de la rebelión de 1956 en Hungría, el nuevo gobierno instalado por la Unión soviética permitió la creación de partidos políticos de la oposición, que en 1989 negociaron con el gobierno una transición pacífica. En mayo de 1990 y en elecciones libres, una coacción de tres partidos de la antigua oposición ganó con clara mayoría en la nueva Asamblea Nacional.
Los estudiantes y trabajadores de Checoslovaquia intensificaron sus protestas y manifestaciones masivas. En un principio el gobierno respondió con una represión violenta, pero con el tiempo acabó por acceder a las negociaciones. En diciembre de 1989 Alexander Dubcek y Vaclav Havel fueron elegidos respectivamente presidente del nuevo Parlamento y presidente de la nación.
La República Democrática Alemana destituyó a su veterano líder Erich Honecker, mientras, miles de alemanes de Este a los que les era imposible emigrar directamente a Occidente, habían empezado a cruzar en masa a Checoslovaquia para dirigirse a Hungría. Uno de los acontecimientos más espectaculares y simbólicos de 1989 fue la destrucción del muro de Berlín. En la noche del 9 al 10 de noviembre, espontáneamente, y sin que las autoridades germanoorientales se lo impidieran, manifestantes tanto del Berlín Oriental como del Occidental, iniciaron la destrucción del muro y miles de berlineses del Este entraron a raudales en Occidente.  En julio de 1990 crearon una unión económica y monetaria con la república Democrática Alemana, que dejó de existir como estado separado el 3 de octubre, quedando incorporada por la república Federal de Alemania.      
En Bulgaria, Todor Zhivkov, durante largo tiempo presidente y jefe del Partido Comunista, dimitió de ambos cargos al día siguiente de la caída del muro de Berlín. El nuevo régimen preparó las elecciones libres en la primavera de 1990 y redactó una nueva constitución que abolía la posición de privilegio del Partido Comunista.
 En Rumanía, Nicolai Ceaucescu, presidente desde 1974 no cedió a las protestas populares y fue ejecutado  el 25 de diciembre junto a su mujer.
Durante el agitado período de 1989 y 1990 el pequeño esta stalinista de Albania, separado de los otros satélites por la disidente Yugoslavia, mantuvo impertérrito su política de represión popular, pero en 1991 su gobierno cedió ante la presión democrática y autorizó unas elecciones libres dando inicio al largo camino hacia la reforma económica. Yugoslavia, por su parte, aunque no era un satélite soviético, sufrió varios años de disturbios junto a ciertos intentos de reforma política y económica. Como federación de grupos étnicos distintos, su situación se veía complicada por movimientos separatistas además de los movimientos en pro de la reforma económica. En 1991 las repúblicas constituyentes de Eslovenia y Croacia se declararon independientes de Yugoslavia, secundadas por las repúblicas de Macedonia y Bosnia-Herzegovina. La República de Serbia, el mayor y más poderoso miembro de la federación, trató de impedir la secesión por la fuerza de las armas y a ello siguió una guerra civil.
El ansia de libertad se abrió paso a través de toda la extensión de Asia. En la república Federal Popular China en abril y mayo de 1989, durante siete semanas, estudiantes y no estudiantes se manifestaron diariamente en la histórica plaza de Tiananmen, en Beijing. El 4 de junio columnas de carros blindados ametrallaron a los manifestantes por centenares y derribaron su símbolo, una réplica en plástico de la estatua de la Libertad.
En Consejo de Mutua Ayuda Económica (COMECOM) fue oficialmente disuelto en 1991. La Unión soviética no empleó la fuerza para sofocar la rebelión de los satélites probablemente por su debilidad económica. En 1964, la jerarquía conservadora del Partido Comunista depuso al entusiasta Kruschev poniendo en su lugar a Leónidas Brezhnev. Con Brezhnev la economía soviética se estancó y la ineficacia y la corrupción florecieron. Cuando Mijail Gorbachov llegó al poder en 1985 la economía estaba casi en crisis. Gorbachov comprendió que la unión soviética ya no estaba en posición de imponer su voluntad sobre sus satélites. Su primera necesidad era reformarse ella misa, y de ahí el programa de Gorbachov de perestroika (restructuración) y glasnost (apertura). En parte como consecuencia, las repúblicas del Báltico, Letonia, Lituania y Estonia declararon su independencia, confirmada en 1991; y otras se movieron en la misma dirección, e incluso la enorme República Rusia, bajo la presidencia de Boris Yeltsin, comenzó a actuar independientemente del Partido comunista.      
En agosto de 1991 un pequeño grupo del Partido Comunista intentó un golpe de estado, pero el pueblo ruso, sobre todo los habitantes de Moscú y Leningrado, se negó a dejarse intimidar. Gorbachov conservó su cargo constitucional de presidente de la Unión soviética, pero dimitió como secretario general del Partid Comunista, que posteriormente fue disuelto. En diciembre los presidentes elegidos por el pueblo en el resto de las repúblicas crearon una Comunidad de Estados Independientes. Gorbachov dimitió como presidente el 25 de diciembre de la Unión soviética dejó de existir.

LA EVOLUCIÓN DE LA COMUNIDAD EUROPEA
Bajo el liderazgo de Jacques Delors, nombrado presidente de la Comisión en 1985, el Consejo de Europa decidió en principio proceder a una mayor unión, y en febrero de 1986 firmó el “Acta Única Europea”, que tomó la forma de enmiendas y adiciones a los tratados existentes. El Acta Única solicitaba a la Comunidad la adopción de más de 300 medidas para suprimir las barreras físicas, técnicas y fiscales que obstaculizaran el mercado interno.
En 1986 el movimiento en pro de la unidad recibió otro impulso cuando los gobiernos de Francia y el Reino Unido acordaron autorizar la construcción de un túnel ferroviario bajo el Canal de la Mancha.
La Comunidad decidió crear su propio banco central en 1994, que iría seguido de una moneda única en 1999, pero la crisis del índice de divisas, en septiembre de 1992 obligó al Reino Unido y a Italia a abandonar el ERM y a posponer otras medidas. En lugar de un banco central, en 1994 se creó una entidad precursora, el Instituto Monetario Europeo, con sede en Frankfurt.
En diciembre de 1991 el Consejo de Europa, reunido en Maastricht, firmó un nuevo tratado por el que se intentaba crear “una mayor unión entre los pueblos de Europa”. Se cambió el nombre de comunidad europea por Unión Europea, a la vez que se ampliaban los poderes del Parlamento europeo, se propugnaban “acciones conjuntas” en política exterior y de defensa tendentes al objetivo final de una Política Exterior y de seguridad Común (PESC).
Otro logro positivo en 1993 fue la creación de un Área Económica Europea (AEE) por fusión de la Comunidad europea con la mayoría de los miembros de la Asociación europea de Libre Comercio (excepto Suiza), que entró en vigor el 1 de enero de 1994. Poco después, tres miembros de la EFTA –Austria, Finlandia y Suecia- solicitaron la adhesión en la ya rebautizada Unión europea, en la que ingresaron el 1 de enero de 1995.



¿LÍMITES AL CRECIMIENTO?

En 1972 un grupo de investigación asociado al Massachusetts Institute of Technology publicó un libro, Los límites al crecimiento, en el que predecía que “los límites al crecimiento de este planeta se alcanzarán en algún momento antes de los próximos cien años” por cinco causas: la acelerada industrialización, el rápido aumento de la población, la extendida desnutrición, el agotamiento de los recursos no renovables, y el deterioro del medio ambiente.




ECONOMÍA MUNDIAL A FINALES DEL SIGLO XX





COLAPSO Y DISOLUCIÓN DEL BLOQUE SOVIÉTICO




EVOLUCIÓN DE LA COMUNIDAD EUROPEA



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