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viernes, 15 de noviembre de 2013

LAS ECONOMÍAS NO OCCIDENTALES EN VÍSPERAS DE LA EXPANSIÓN OCCIDENTAL

El islam tuvo su origen en Arabia en el siglo VII. El profeta Mahoma, su fundador, había sido mercader antes de convertirse en líder político y religioso. A su muerte (632) sus seguidores, desde Arabia y en cien años habían conquistado un enorme imperio que se extendía desde Asia Central hasta España, a través de Oriente Medio y el norte de África.                                                                             
Volvieron a expandirse a partir del siglo XII, difundiendo su religión y costumbres por Asia Central, India, Ceilán, Indonesia, Anatolia y el África subsahariana. La lengua común de la civilización islámica era la lengua árabe; en la que estaba escrito su libro sagrado, el Corán.     Los árabes originarios eran principalmente nómadas. En las tierras que conquistaron practicaron una agricultura de regadío que alcanzó un alto nivel de productividad y aunque muchos continuaron siendo nómadas y cuidando sus rebaños de cabras, ovejas y camellos, acabó siendo una civilización predominantemente urbana.                                                                      
Dominaban las rutas de caravanas entre el Mediterráneo y China y eran los principales intermediarios entre Europa y Asia. Viajaban y comerciaban por tierra y mar.                                                                                                                                                    
Introdujeron nuevos cultivos: arroz, caña de azúcar, algodón, cítricos, sandía y otros frutos y verduras. Los comerciantes cristianos aprendieron las prácticas y técnicas comerciales de los musulmanes.
Entre los pueblos que aceptaron el islam como religión había una serie de tribus turcas nómadas de Asia Central. Tentadas por la riqueza del califato árabe arrebataron a éste Persia. Los conquistadores turcos que lograron mayor prosperidad fueron los otomanos, los cuales extendieron su dominio al Cercano y Medio Oriente, norte de África, Grecia y los Balcanes.       
En el vasto imperio que los turcos controlaban se siguieron  las mismas actividades económicas que habían practicado antes de ser conquistadas. 
La agricultura era la principal ocupación.                                                         
Funcionarios turcos destinados en las provincias del imperio mantenían el control y el orden , y obtenían las rentas de las parcelas de terreno en forma parecida al feudalismo europeo medieval.
En Asia Oriental aparece la civilización china a principios del segundo milenio a.C., con uno de los desarrollos más autónomos que han existido.                                                                                   
 Las dinastías surgían y caían y entre una y otra había períodos de anarquía y estados en guerra.                                                                                        
  El confucianismo (filosofía, no religión) es la base filosófica de la civilización china y no la pudo desplazar ni el budismo ni el taoísmo.                                                                                                              
    El emperador era todopoderoso, y los burócratas del gobierno estaban representados por los mandarines (versados en la filosofía de Confucio).                                                                                          
   La cuna de la civilización china estaba situada en el curso medio del valle del río Amarillo, donde el fértil suelo permitía el cultivo principalmente del mijo (alimento básico). Más tarde se cultivó trigo, cebada y arroz. Hacia el año 1000 se introdujo una variedad de arroz que permitió la doble cosecha anual y hubo un gran incremento de la productividad. Se produjo un crecimiento urbano y surgieron algunos oficios. La porcelana, el papel y la imprenta son inventos chinos. En general, los chinos alcanzaron antes que Occidente un grado bastante alto de desarrollo técnico y científico. 
A pesar de esto, China no experimentó el progreso tecnológico necesario para conducirla a la era industrial.                                                                                                                   
Las masas de campesinos eran tan pobres que no podían hacer de hierro sus herramientas a pesar de que China sobresalía en su producción.                                                                                               
La filosofía de Confucio consideraba a mercaderes y comerciantes clases sociales inferiores. En el siglo XIII, Genghiskhan procedente de Mongolia (norte de China) irrumpió con su ejército y junto con sus sucesores crearon un gran imperio, el de mayor continuidad territorial que ha conocido el mundo, que se extendía desde el océano Pacífico en el este hasta Polonia y Hungría en el Oeste. Se asentaron y adoptaron la civilización de los conquistados. En China se asentaron como dinastía Yuan y adoptaron las costumbres chinas. 
Fueron derrocados al cabo de un siglo (1368) por la dinastía Ming que estableció las costumbres tradicionales, especialmente el confucionismo y el sistema mandarín.                                                                                
La primera mitad de la era Ming fue testigo de un considerable crecimiento económico y demográfico. Barcos y mercaderes chinos comerciaron con regiones de ultramar: Japón, Filipinas, sudeste asiático, península Malaya e Indochina. Más tarde (comienzos del siglo XV) crearon colonias en puertos de Ceilán, India, golfo Pérsico, mar Rojo y costa oriental africana. De pronto, en 1433 el emperador prohibió los viajes, destruyó los barcos capaces de surcar océanos e impidió que sus súbditos volvieran a salir al extranjero.
El subcontinente indio (Asia meridional) tiene una población con diversos orígenes étnicos y lenguas. A lo largo de su historia, desde la primera civilización junto al río Indo en el tercer milenio a.C. hasta el presente, ha visto surgir y caer principados, reinos e imperios.                                                                                 
 En la economía, más impacto que los gobiernos tuvo la religión. La primitiva religión original fue el hinduismo, y una de sus variantes el budismo tuvo mayor aceptación en China, Corea y Japón.                                                                                                                                                            
 El islam se introdujo en el subcontinente a principios del siglo VIII.                                                                 
 Uno de los modos en que la religión interfirió en la economía fue a través del sistema hindú de castas. La casta venía determinada principalmente por la ocupación y las castas originarias eran cuatro: los brahamanes o sacerdotes; una casta de guerreros y dirigentes; otra de granjeros, artesanos y mercaderes y una última de sirvientes; con el tiempo se multiplicaron hasta una o varias para cada profesión. Otro elemento de la religión hindú enemigo del progreso económico fue su veneración por el ganado vacuno.                                                                                                                                                                 
Desde siempre y aún hoy, la gran mayoría de la población habitaba en pueblos y se dedicaba principalmente a la agricultura con una productividad muy baja, casi de subsistencia. El poco comercio que existía estaba en manos de árabes principalmente.                                                                                                   El sudeste asiático (Indonesia incluida) aportó dos contribuciones importantes a la civilización mundial: el arroz y las especias. Los musulmanes, árabes o no, fueron los principales intermediarios entre la India e Indonesia. Los árabes transportaban los cargamentos desde la India hasta Alejandría y otros emporios del Mediterráneo oriental, allí los mercaderes italianos los compraban y distribuían a toda Europa.
Desde los primeros tiempos, la historia del norte de África está íntimamente relacionada con la historia europea, especialmente con la de la Europa mediterránea. La ausencia casi absoluta de documentos escritos anteriores a la llegada de los europeos hace muy problemática su historia. La historia escrita de África empieza en el antiguo Egipto, los fenicios recorrieron toda la costa africana y Cartago, una de sus colonias rivalizó con Roma por el control del Mediterráneo. Gracias a las conversiones al islam que tuvieron lugar en la franja subsahariana del África negra, África entró en contacto con la economía europea.                                                          
  La economía del norte de África era muy similar a la de la Europa mediterránea: se cultivaban cereales y predominaba el pastoreo nómada. Existía un comercio muy activo y la industria en cambio era de tipo doméstico.                                                                                                                                                               
El comercio transahariano (con camellos) se limitaba a artículos de poco volumen y elevado valor, sobre todo oro y marfil.    
                                                                                                                                                
  Los grandes ríos africanos –Nilo, Níger, Zambeze y otros- no estimularon el desarrollo que habría podido esperarse del comercio por la frecuencia en su curso de cascadas y rápidos.                                                    
Su población era muy variada. El grupo social básico era en todos los casos la tribu, que se situaba por encima de la familia. Su economía iba desde la caza y la recolección más primitiva hasta una agricultura y ganadería más complejas que se practicaban en la sabana y otros espacios abiertos. En el África subsahariana debido al clima estaban obligados a la cultura de la azada. Prácticamente no había comercio. Los nómadas del Sahel (franja sur del Sáhara) intercambiaban leche, carne y lana de sus rebaños por cereales, tejidos y metales de los sedentarios de la sabana

Los investigadores están de acuerdo en que la población nativa india de las Américas (amerindios) descienden de pueblos mongoloides que hace miles de años y en varias corrientes migratorias cruzaron el estrecho de Bering.                                                                                                 
 La densidad de población variaba considerablemente en proporción directa a la productividad de la economía: era mayor en las áreas cuyos habitantes practicaban agricultura sedentaria y menos en aquellos cuya población vivía aún de la caza y la recolección.                                                
   Los amerindios descubrieron la agricultura independientemente de los habitantes del Viejo Mundo, pero no todos ellos la practicaban. El cultivo básico era el maíz, complementado con tomates, calabazas, judías y en las zonas altas andinas con patatas. Su cultura era de azada, ya que no tenían animales de tiro. No conocían el hierro, sus utensilios eran de madera, hueso, piedra y obsidiana. Pese a su tecnología primitiva, crearon una arquitectura monumental y complejas obras de arte. Existen restos arqueológicos de la mitad del segundo milenio a.C. que prueban la existencia de comercio entre lugares situados a gran distancia. Entre los siglos VIII y IV a.C., la cultura olmeca localizada a lo largo de la costa del golfo de México comerciaba con el área montañosa del centro de México.     
                                                                                                                                       
   La civilización maya, situada en lo que hoy son Guatemala y Yucatán, surgió aproximadamente en esta época. Sus construcciones más características son sus enormes pirámides con templos en la parte superior. Poseían un calendario y una escritura. Se sabe que había mercados y que el maíz era su alimento básico. Tuvo su cenit entre los siglos IV y IX de la era cristiana y se cree que la población se rebeló contra los sacerdotes.                                                                                                                                       
   Después de los mayas otras culturas de la altiplanicie mexicana alcanzaron bastante desarrollo. Entre ellas estaban los toltecas, chichimecas y mixtecas. A mediados del siglo XIV la tribu azteca, un pueblo cruel y guerrero cuya capital era la actual Ciudad de México los conquistó.    Poco después de 1200, los incas, una tribu del actual Perú y cuya capital era Cuzco, empezó la conquista militar de toda la zona que va desde Ecuador hasta Chile. No tenían escritura pero sí un sistema de distribución gubernamental de cereales y mercados privados.                                                      
Los indios del sudeste de EEUU practicaban la agricultura de regadío, regaban sus campos inundándoles con agua desviada de los arroyos y construyeron asentamientos urbanos.    
                                                                                                      
En la región norte de los Grandes Laos fabricaban herramientas y armas de cobre (mineral local). El resto de la población de las Américas, desde los esquimales a los habitantes de Tierra del  Fuego, sobrevivían primitivamente a base de la caza y la recolección en zonas escasamente pobladas.  

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