El largo boom europeo
de postguerra tuvo su equivalente en otras regiones de la economía mundial,
especialmente en Japón. Es más, el boom
japonés fue al mismo tiempo más duradero y más fuerte. Las razones para este
crecimiento eran: el fenómeno de la puesta al día de la tecnología ; el alto
nivel de capital humano que poseía Japón y que le permitió sacar el máximo
partido de la tecnología; y la gran capacidad de ahorro e inversión del pueblo
japonés, y sus dotes para la gestión.
Otros países asiáticos, especialmente Corea del Sur y
Taiwán, tuvieron asimismo índices de crecimiento extremadamente altos, tanto en
su producción total como en su comercio exterior. También a ellos pondrían
aplicarse las mismas razones del éxito económico japonés. Singapur y Hong Kong
ocupaban posiciones muy destacadas en la economía internacional, aunque el
Tratado de 1984 entre el Reino Unido y la República Popular China, según el
cual Hong Kong revertirá a la soberanía china en 1997 causó una gran
preocupación entre la población occidentalizada de aquel territorio. En general
la zona de la cuenca del Pacífico, incluidas Australia y Nueva Zelanda se
convirtieron en protagonistas del último cuarto de siglo.
A finales del siglo XIX y en la primera mitad del siglo XX,
los países latinoamericanos habían participado activamente en la división
internacional del trabajo, gracias a su ventaja comparativa en productos primarios.
Todavía a mediados del siglo XX, alguno de ellos, principalmente los países del
Cono Sur (Argentina, Uruguay y Chile) disfrutaban de una renta por habitante
comparable a las de Europa Occidental. A partir de entonces, bajo la equivocada
premisa de que de alguna manera eran ciudadanos del mundo de segunda clase, por
su especialización en productos primarios, varios de ellos se embarcaron en
programas de “industrialización por sustitución de importaciones”, en un
intento de producir por sí mismos los productos manufacturados que previamente
habían importado. Casi sin excepción estos programas fracasaron entre otras
causas porque los mercados internos eran
demasiado estrechos, tanto en números como en poder adquisitivo.
En África, las condiciones económicas eran aún más
deplorables que las de América Latina. A las nuevas naciones que emergieron
cuando terminó el colonialismo europeo les faltaban recursos naturales y
especialmente humanos para afrontar las complejidades de una economía moderna.
Asimismo las circunstancias políticas obstaculizaron los intentos de desarrollo
económico. Varios países africanos, que ya estaban entre los más pobres del
mundo, llegaron a sufrir índices negativos de incremento de la renta y riqueza.
Otra región del mundo cuya importancia política ha ido en
aumento a finales del siglo XX es el sudoeste asiático. La razón de la
creciente importancia económica de la región es el petróleo. El petróleo se descubrió en Irán en la primera
década del siglo XX, y posteriormente en varios estados árabes que bordeaban el
golfo Pérsico. En 1960, aquellos países, junto con Libiay Venezuela, crearon la
Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), a la que más tarde se
adhirieron otras naciones. En 1970 los países de la OPEP producían más de una
tercera parte de la producción mundial de energía. En 1973, tras la cuarta
guerra árabe-israelí, actuaron en estilo cártel para aumentar fuertemente el
precio del petróleo crudo, acción que repitieron más tarde en la misma década,
con el resultado de que el precio mundial subió de 3 dólares el barril en 1973
a 30 dólares en 1980. Dado el alto grado de dependencia que la economía mundial
tenía del petróleo en aquellos tiempos, el efecto de la subida sobre las
economías, tanto de los países altamente industrializados, como de los que se
hallaban en vías de desarrollo, fue devastador.
Mientras tanto, los cambios políticos y religiosos alteraron
también en la región el equilibrio del poder económico. En 1979 una fanática
revuelta religiosa en Irán derribó al sha y estableció una república islámica.
Al año siguiente, el dictador de Irak, Sadam Hussein, intentó aprovecharse de
la supuesta debilidad de su vecino e invadió el país con el objetivo de
anexionarse sus zonas productoras de petróleo. Pero los iraníes le opusieron
una inesperada resistencia. Durante nueve años, los dos países se enfrentaron
en una inconclusa guerra de fronteras en la que murieron millones de personas
para nada. En 1990, tras una especie de tregua con Irán, Sadam invadió de
improvisto Kuwait, un vecino más pequeño e indefenso, proclamándolo “la
provincia decimonovena de Irak”.
La reacción internacional fue inmediata. Los estados Unidos
acudieron en defensa de Arabia Saudí, su mayor proveedor extranjero de
petróleo, junto con Kuwai, y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas,
con rara muestra de unanimidad, condenó la acción de Irak y declaró un embargo
contra el agresor. Tras seis meses de espera, para comprobar si el embargo
obligaba a Sadam a retirarse, un ejército combinado de países árabes y no
árabes invadió Irak y liberó Kuwait, pero no derrocó a Sadam, que continuó en
el poder.
EL COLAPSO DEL BLOQUE
SOVIÉTICO
En la segunda mitad de 1989 se derrocaron los regímenes
comunistas en Polonia, Hungría, Checoslovaquia, Alemania Oriental, Bulgaria y
por último Rumanía y Albania.
Una mezcla de motivos políticos y económicos reforzó la
revuelta de las masas en las tierras antes bajo el dominio comunista.
En 1980 los trabajadores polacos, encabezados por Lech
Walesa constituyeron un sindicato, Solidaridad, independiente del Estado y del
Partido Comunista. Posteriormente, cuando dimitió el presidente comunista,
Walesa fue elegido presidente de la nación en diciembre de 1990, cargo que perdió
en las elecciones de 1995.
Tras el fracaso de la rebelión de 1956 en Hungría, el nuevo
gobierno instalado por la Unión soviética permitió la creación de partidos
políticos de la oposición, que en 1989 negociaron con el gobierno una
transición pacífica. En mayo de 1990 y en elecciones libres, una coacción de
tres partidos de la antigua oposición ganó con clara mayoría en la nueva
Asamblea Nacional.
Los estudiantes y trabajadores de Checoslovaquia
intensificaron sus protestas y manifestaciones masivas. En un principio el
gobierno respondió con una represión violenta, pero con el tiempo acabó por
acceder a las negociaciones. En diciembre de 1989 Alexander Dubcek y Vaclav
Havel fueron elegidos respectivamente presidente del nuevo Parlamento y
presidente de la nación.
La República Democrática Alemana destituyó a su veterano
líder Erich Honecker, mientras, miles de alemanes de Este a los que les era
imposible emigrar directamente a Occidente, habían empezado a cruzar en masa a
Checoslovaquia para dirigirse a Hungría. Uno de los acontecimientos más
espectaculares y simbólicos de 1989 fue la destrucción del muro de Berlín. En
la noche del 9 al 10 de noviembre, espontáneamente, y sin que las autoridades
germanoorientales se lo impidieran, manifestantes tanto del Berlín Oriental
como del Occidental, iniciaron la destrucción del muro y miles de berlineses
del Este entraron a raudales en Occidente. En julio de 1990 crearon una unión económica y
monetaria con la república Democrática Alemana, que dejó de existir como estado
separado el 3 de octubre, quedando incorporada por la república Federal de
Alemania.
En Bulgaria, Todor Zhivkov, durante largo tiempo presidente
y jefe del Partido Comunista, dimitió de ambos cargos al día siguiente de la
caída del muro de Berlín. El nuevo régimen preparó las elecciones libres en la
primavera de 1990 y redactó una nueva constitución que abolía la posición de
privilegio del Partido Comunista.
En Rumanía, Nicolai
Ceaucescu, presidente desde 1974 no cedió a las protestas populares y fue
ejecutado el 25 de diciembre junto a su
mujer.
Durante el agitado período de 1989 y 1990 el pequeño esta
stalinista de Albania, separado de los otros satélites por la disidente
Yugoslavia, mantuvo impertérrito su política de represión popular, pero en 1991
su gobierno cedió ante la presión democrática y autorizó unas elecciones libres
dando inicio al largo camino hacia la reforma económica. Yugoslavia, por su
parte, aunque no era un satélite soviético, sufrió varios años de disturbios
junto a ciertos intentos de reforma política y económica. Como federación de
grupos étnicos distintos, su situación se veía complicada por movimientos
separatistas además de los movimientos en pro de la reforma económica. En 1991
las repúblicas constituyentes de Eslovenia y Croacia se declararon
independientes de Yugoslavia, secundadas por las repúblicas de Macedonia y
Bosnia-Herzegovina. La República de Serbia, el mayor y más poderoso miembro de
la federación, trató de impedir la secesión por la fuerza de las armas y a ello
siguió una guerra civil.
El ansia de libertad se abrió paso a través de toda la
extensión de Asia. En la república Federal Popular China en abril y mayo de
1989, durante siete semanas, estudiantes y no estudiantes se manifestaron
diariamente en la histórica plaza de Tiananmen, en Beijing. El 4 de junio
columnas de carros blindados ametrallaron a los manifestantes por centenares y
derribaron su símbolo, una réplica en plástico de la estatua de la Libertad.
En Consejo de Mutua Ayuda Económica (COMECOM) fue
oficialmente disuelto en 1991. La Unión soviética no empleó la fuerza para
sofocar la rebelión de los satélites probablemente por su debilidad económica. En
1964, la jerarquía conservadora del Partido Comunista depuso al entusiasta
Kruschev poniendo en su lugar a Leónidas Brezhnev. Con Brezhnev la economía
soviética se estancó y la ineficacia y la corrupción florecieron. Cuando Mijail
Gorbachov llegó al poder en 1985 la economía estaba casi en crisis. Gorbachov
comprendió que la unión soviética ya no estaba en posición de imponer su
voluntad sobre sus satélites. Su primera necesidad era reformarse ella misa, y
de ahí el programa de Gorbachov de perestroika
(restructuración) y glasnost (apertura).
En parte como consecuencia, las repúblicas del Báltico, Letonia, Lituania y Estonia
declararon su independencia, confirmada en 1991; y otras se movieron en la
misma dirección, e incluso la enorme República Rusia, bajo la presidencia de
Boris Yeltsin, comenzó a actuar independientemente del Partido comunista.
En agosto de 1991 un pequeño grupo del Partido Comunista
intentó un golpe de estado, pero el pueblo ruso, sobre todo los habitantes de Moscú
y Leningrado, se negó a dejarse intimidar. Gorbachov conservó su cargo
constitucional de presidente de la Unión soviética, pero dimitió como
secretario general del Partid Comunista, que posteriormente fue disuelto. En
diciembre los presidentes elegidos por el pueblo en el resto de las repúblicas
crearon una Comunidad de Estados Independientes. Gorbachov dimitió como
presidente el 25 de diciembre de la Unión soviética dejó de existir.
LA EVOLUCIÓN DE LA
COMUNIDAD EUROPEA
Bajo el liderazgo de Jacques Delors, nombrado presidente de
la Comisión en 1985, el Consejo de Europa decidió en principio proceder a una
mayor unión, y en febrero de 1986 firmó el “Acta Única Europea”, que tomó la
forma de enmiendas y adiciones a los tratados existentes. El Acta Única
solicitaba a la Comunidad la adopción de más de 300 medidas para suprimir las
barreras físicas, técnicas y fiscales que obstaculizaran el mercado interno.
En 1986 el movimiento en pro de la unidad recibió otro
impulso cuando los gobiernos de Francia y el Reino Unido acordaron autorizar la
construcción de un túnel ferroviario bajo el Canal de la Mancha.
La Comunidad decidió crear su propio banco central en 1994,
que iría seguido de una moneda única en 1999, pero la crisis del índice de
divisas, en septiembre de 1992 obligó al Reino Unido y a Italia a abandonar el
ERM y a posponer otras medidas. En lugar de un banco central, en 1994 se creó
una entidad precursora, el Instituto Monetario Europeo, con sede en Frankfurt.
En diciembre de 1991 el Consejo de Europa, reunido en
Maastricht, firmó un nuevo tratado por el que se intentaba crear “una mayor
unión entre los pueblos de Europa”. Se cambió el nombre de comunidad europea
por Unión Europea, a la vez que se ampliaban los poderes del Parlamento
europeo, se propugnaban “acciones conjuntas” en política exterior y de defensa
tendentes al objetivo final de una Política Exterior y de seguridad Común
(PESC).
Otro logro positivo en 1993 fue la creación de un Área
Económica Europea (AEE) por fusión de la Comunidad europea con la mayoría de
los miembros de la Asociación europea de Libre Comercio (excepto Suiza), que
entró en vigor el 1 de enero de 1994. Poco después, tres miembros de la EFTA
–Austria, Finlandia y Suecia- solicitaron la adhesión en la ya rebautizada
Unión europea, en la que ingresaron el 1 de enero de 1995.
¿LÍMITES AL
CRECIMIENTO?
En 1972 un grupo de investigación asociado al Massachusetts
Institute of Technology publicó un libro, Los
límites al crecimiento, en el que predecía que “los límites al crecimiento
de este planeta se alcanzarán en algún momento antes de los próximos cien años”
por cinco causas: la acelerada industrialización, el rápido aumento de la
población, la extendida desnutrición, el agotamiento de los recursos no
renovables, y el deterioro del medio ambiente.
ECONOMÍA MUNDIAL A FINALES DEL SIGLO XX
COLAPSO Y DISOLUCIÓN DEL BLOQUE SOVIÉTICO
EVOLUCIÓN DE LA COMUNIDAD EUROPEA
¿LÍMITES AL CRECIMIENTO?
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