Al final de la guerra Europa estaba casi paralizada.
Antes de la guerra, Europa importaba más de lo que exportaba
y pagaba la diferencia con las ganancias producidas por sus inversores en el
extranjero, su marina mercante y sus servicios financieros. Después de la
guerra lo más urgente era atender las necesidades primarias de la
población y la reconstrucción de pueblos
y ciudades.
La ayuda llegó principalmente a través de dos canales:
-
Los ejércitos aliados fueron distribuyendo
raciones alimenticias de emergencia y medicamentos a las poblaciones civiles.
-
El otro canal de ayuda fue la Administración de
Ayuda y Reconstrucción de las Naciones Unidas (UNRRA). Los Estados Unidos
corrieron con más de dos tercios del coste y los demás miembros de las Naciones
Unidas con el resto.
Después de 1947 el trabajo de la UNRRA dio paso a la
Organización Internacional de Refugiados, la Organización Mundial de la Salud y
otros órganos especializados de las Naciones Unidas, así como a organizaciones
oficiales y voluntarias nacionales.
PLANIFICACIÓN DE LA
ECONOMÍA DE POSTGUERRA
En todos los países, la sociedad exigía reformas políticas,
sociales y económicas. Las respuestas a esas exigencias en la esfera económica
obligó a la nacionalización de los sectores claves de la economía, tales como
el transporte, la producción de energía y parte del sistema bancario; a la
extensión de la seguridad social y los servicios sociales, que incluían
pensiones de jubilación, asignaciones para la familia, cuidados, métodos
gratuitos o subvencionados, y mejores oportunidades educacionales, y a la asunción
por parte de los gobiernos de mayores responsabilidades para mantener niveles
satisfactorios de actuación económica.
En agosto de 1941 en la reunión a bordo de un acorazado en
el Atlántico Norte (en Placentia Bay, Terranova), Franklin Roosevelt y Winston
Churchill firmaron la Carta Atlántica, que comprometía a sus respectivos países
(y en consecuencia a los demás miembros de las Naciones Unidas) a emprender la
instauración de un sistema comercial multilateral en lugar del bilateralismo de
la década de 1930.
Más tarde, en 1944, se sentaron las bases para la creación
de dos instituciones internacionales fundamentales. El Fondo Monetario
Internacional (FMI) tendría la responsabilidad de dirigir la estructuración de
los intercambios entre las diversas monedas mundiales, y también la de
financiar los desequilibrios en los pagos a corto plazo entre los países. El
Banco Internacional para la Reconstrucción y el Desarrollo (BIRD), concedería
préstamos a largo plazo para la reconstrucción de las economías devastadas por
la guerra y, finalmente, para el desarrollo de las naciones más pobres del
mundo.
En 1947 se firmó en Ginebra un Acuerdo General sobre
Aranceles y Comercio (GATT). Los firmantes se comprometían a no discriminar a
otras naciones, a intentar reducir los aranceles, a no recurrir a restricciones
cuantitativas y a eliminar las existentes y a consultar mutuamente antes de
hacer cambios de políticas importantes. Finalmente, en 1994, la Organización
Mundial del Comercio (OMC) sustituyó al GATT.
EL PLAN MARSHALL Y
LOS “MILAGROS” ECONÓMICOS
A finales de la primavera de 1947 el general George C.
Marshall anunció que si las naciones de Europa presentaban una petición
unificada y coherente de ayuda, el gobierno de los Estados Unidos tendría una
respuesta solidaria. Éste fue el origen del llamado Plan Marshall.
Representantes de dieciséis naciones se reunieron en París
el 12 de julio de 1947, confiriéndose el título de Comité de Cooperación
Económica Europea (CCEE). Incluía a todas las naciones democráticas de Europa
Occidental (e Islandia), incluyendo a las neutrales Suecia y Suiza, así como a
Austria, al Portugal no democrático y a Grecia y Turquía. Finlandia y
Checoslovaquia mostraron interés por participar, pero fueron llamados al orden
por la Unión soviética; ni ésta ni ninguno de los países del este de Europa
estuvieron representados. La España de Franco no fue invitada y Alemania, aún
sometida a ocupación militar, no tenía un gobierno que la representara.
Los jefes de Estado de los Estados Unidos, el Reino Unido y
la URSS se reunieron en julio en Potsdam, cerca de Berlín, para determinar el
destino de Alemania, pero decidieron prolongar la ocupación militar. El
resultado final fue la división de Alemania en dos estados diferentes: la
República Federal Alemana (Alemania Occidental) y la República Democrática
Alemana (Alemania Oriental).
Para asegurar la supervivencia de la población en las zonas
ocupadas, el gobierno militar americano financió unos dos tercios de las
importaciones esenciales. Para estimular la recuperación económica en sus
zonas, las potencias occidentales llevaron a cabo en junio de 1948 la reforma
de la moneda alemana, sustituyendo al devaluado Nazi Reichsmark por
Deutschemark. La respuesta inmediata y arrolladora, se conoció como Wirtschaftswunder (milagro económico).
La Unión Soviética, que no había sido consultada sobre la
reforma monetaria, y que la consideraba como una infracción del acuerdo de
Potsdam tomó represalias cerrando todas las carreteras y enlaces de ferrocarril
entre las zonas de ocupación occidentales y Berlín Oeste. Pero los aliados
occidentales respondieron rápidamente con un puente aéreo a gran escala de
productos estratégicos. Los aviones no sólo abastecieron a las tropas
occidentales sino también a los tres millones de habitantes de Berlín Oeste.
La recuperación económica de Europa Occidental podía
considerarse resuelta. El Plan Marshall terminó en 1952.
LA ERA DEL GRAN
CRECIMIENTO
El cuarto de siglo posterior a la Segunda Guerra Mundial fue
testigo del más largo período de crecimiento ininterrumpido en los países
industriales del mundo y las tasas de crecimiento fueron las más altas de la
historia.
La ayuda americana desempeñó un papel crucial al encender la
chispa de la recuperación. Después, los europeos la mantuvieron con altos
niveles de ahorro e inversiones. Durante los años de recesión y de guerra se
había creado una interrupción en las innovaciones tecnológicas que sólo
esperaban para ser utilizadas el capital y la mano de obra cualificada
adecuada. De este modo, la modernización tecnológica contribuyó decisivamente
al llamado milagro económico.
Otro factor fundamental fue la intervención de los
gobiernos. Participaron en la vida económica directa e indirectamente a mayor
escala que antes. Nacionalizaron algunas industrias básicas, trazaron planes
económicos y establecieron numerosos servicios sociales. No obstante, la
empresa privada llevaba la carga de la actividad económica.
Finalmente, a largo plazo, gran parte de la recuperación
debe atribuirse a la riqueza de potencial humano de Europa. Sus altas tasas de
alfabetización y de instituciones educativas especializadas.
EL SURGIMIENTO DEL
BLOQUE SOVIÉTICO
La Unión soviética fue la nación que sufrió mayores daños de
las que participaron en la guerra. Según las estimaciones oficiales, el 30% de
la riqueza anterior a la guerra fue destruida.
A pesar de todo, la Unión Soviética surgió como una de las
dos superpotencias en el mundo de la postguerra. Para restaurar la devastada
economía y aumentar la producción a nuevos niveles, el gobierno lanzó el Cuarto
Plan Quinquenal en 1946. Al igual que habían hecho los planes anteriores,
concedía especial importancia a la industria pesada y de armamento, con
particular atención a la energía atómica. Asimismo, en el nuevo plan se
utilizaron generosamente las reparaciones monetarias y tributos de los países
que habían formado parte del Eje y de los nuevos satélites de la URSS.
Una revisión constitucional en 1946 sustituyó el Consejo de
Comisarios por un Consejo de Ministros, en el que Stalin asumió el puesto de
presidente o primer ministro.
Stalin murió en 1953. Tras dos años de “liderazgos
colectivos” y de juegos de alianzas entre los altos dirigentes del Partido
Comunista, Nikita Kruchev, que había sucedido a Stalin como primer secretario
del partido, surgió como líder supremo.
En 1955 el gobierno anunció el “cumplimiento” de un plan
quinquenal y la inauguración de otro. La
industria pesada soviética continuó aumentando su producción, aunque la
producción de bienes de consumo siguió siendo pobre.
Los partisanos yugoslavos, mandados por el mariscal Tito,
liberaron al país con escasa ayuda rusa y prácticamente ninguna de Gran
Bretaña, otorgando así al país cierta dosis de independencia. Las elecciones de
noviembre de 1945 dieron al Frente de Liberación Nacional, dominado por los
comunistas de Tito, una mayoría sustancial en la nueva asamblea constituyente,
la cual no tardó en derrocar la monarquía y proclamar una República Popular
Federal. La nueva constitución era similar a la soviética, y Tito gobernó el
país de modo parecido a Stalin, sin embargo, se negó a aceptar los dictados de
la Unión Soviética y en 1948 rompió públicamente con este país y los demás satélites
comunistas.
La determinación de las fronteras de Polonia y de su forma
de gobierno, constituyeron uno de los problemas más graves a la hora de hacer
la paz. En la última fase de la guerra había habido dos gobiernos
provisionales, uno en Londres y otro en la Polonia ocupada por Rusia. Ante la
insistencia rusa y con la conformidad occidental, los dos grupos se unieron
para formar un Gobierno Provisional de Unidad Nacional, con una promesa de
prontas “elecciones libres y sin trabas”. La coalición duró hasta 1947, cuando
los comunistas expulsaron a sus socios y asumieron el control total. El acuerdo
territorial provisional de Potsdam desplazaba a Polonia 300 millas hacia el
oeste. Los polacos expulsaron inmediatamente a los millones de alemanes que
residían en la zona para hacer sitio a los millones de polacos que acudían
desde la zona ocupada por los rusos.
Los tratados de paz con los satélites del este de Europa de
Alemania –Rumanía, Bulgaria y Hungría- se establecieron de esta manera: Rumanía
recuperó Transilvania de Hungría, pero tuvo que devolver Besarabia y el norte
de Bukovina a la Unión soviética y el sur de Dobrudja a Bulgaria. Hungría fue
la que más perdió, ya que no ganó nada y tuvo que ceder una pequeña zona a
Checoslovaquia, que perdió Rutenia a favor de la Unión Soviética. Letonia, Estonia y Lituania formaban parte
otra vez del nuevo imperio ruso.
En enero de 1949 la Unión soviética creó el Consejo de Mutua
Ayuda Económica (COMECOM) en un intento de integrar las economías de sus
satélites del este de Europa en una unión más coherente. Incluía a Albania,
Bulgaria, Rumanía, Hungría, Checoslovaquia, Polonia y Alemania Oriental.
Poco después de la muerte de Stalin brotaron huelgas y
disturbios en varios países satélites.
En 1956 en Hunngría, Imre Nagy, un “comunista nacional”,
llegó a primer ministro prometiendo reformas a todos los niveles e incluso
elecciones libres. También anunció que Hungría se retiraría del Pacto de
Varsovia, y pidió que las Naciones Unidas garantizaran una neutralidad perpetua
para Hungría. El 4 de noviembre, a las 4 de la madrugada, tanques y bombardeos
soviéticos iniciaron un ataque sincronizado sobre Hungría cuyo resultado fue la
destrucción de la ciudad.
En enero de 1968 el Partido Comunista Checo dirigido por
Alexander Dubcek, se deshizo de los dirigentes estalinistas de la vieja
guardia, proponiendo un programa de reformas de largo alcance que incluía una
mayor confianza en los mercados libres en lugar de los precios dictados por el
gobierno, la disminución de la censura en la prensa y un aumento considerable
de la libertad personal. Finalmente, en agosto de 1968, el ejército y las
fuerzas aéreas soviéticas invadieron Checoslovaquia y establecieron la ley
marcial.
La República Popular China se alió brevemente con la Unión
Soviética. El 1 de octubre de 1949 los comunistas, dirigidos por Mao Tse-tung y
Chun En-lai, proclamaron formalmente la República Popular de China (RPCh) con
capital en Pekín. Con el control político firmemente establecido, el nuevo
gobierno emprendió la modernización de la economía y la reestructuración de la
sociedad. En 1953 empezó a fomentar la colectivización de la agricultura y se
emprendió la nacionalización de la industria. Tras la muerte de Mao en 1976
aumentaron los contactos con Occidente, y en la década de 1980, bajo el
liderazgo de Deng Xiaoping, el gobierno volvió a permitir el libre mercado y la
libre empresa, si bien dentro de ciertos límites.
Después de la derrota de Japón, los ejércitos americano y
soviético ocuparon corea conjuntamente. La República Democrática de Corea tenía
una economía de tipo soviético, relativamente industrializada. La República
Socialista de Vietnam proviene de la República Democrática de Vietnam,
establecida el 2 de septiembre de 1945 por Ho Chi Minh, el líder del movimiento
de resistencia contra los japoneses, que habían ocupado el país durante la
Segunda Guerra Mundial. Acabada ésta, los franceses intentaron volver a
establecerse allí, pero fueron derrotados por los vietnamitas en 1954. A partir
de entonces el país quedó dividido en el Norte comunista y un Vietnam del Sur
anticomunista. En la trágica guerra civil que siguió, en las décadas de 1960 y
1970, el sur fue derrotado a pesar del masivo apoyo militar y de la ayuda
económica de los Estados Unidos.
El único estado socialista aliado de la Unión soviética en
el continente americano era la República de Cuba, cuyo líder es Fidel Castro.
LA ECONOMÍA DE LA
DESCOLONIZACIÓN
Cuando Gran Bretaña concedió la independencia al
subcontinente indio en 1947 surgieron dos naciones, y después, una tercera y
una cuarta. India y Pakistán adquirieron su independencia el 15 de agosto de
1947. Al año siguiente la isla de Ceilán también obtuvo la independencia
rebautizándose con el nombre de Sri Lanka en 1972. Al constituirse Pakistán,
estaba dividido en dos partes separadas geográficamente: el Pakistán Occidental
y el Pakistán Oriental. Los pakistaníes occidentales dominaron políticamente a los
orientales hasta 1971, en que estos últimos se rebelaron y establecieron el
Estado independiente de Bangladesh.
Birmania obtuvo su independencia de Gran Bretaña en 1948,
Indonesia de los holandeses en 1949 y Lao y Camboya, junto con Vietnam del
Norte, de los franceses en 1954. En 1963 las que fueran colonias de la Corona,
Singapur, Sarawak y borneo del Norte se unieron a la Federación Malaya como
Federación de Malasia, pero en 1965 Singapur, con una población
mayoritariamente de origen chino, se retiró de la Federación y se convirtió en
una república independiente. Las Filipinas se hicieron independientes el 4 de
julio de 1946 como República de Filipinas.
La antigua colonia italiana de Libia fue la primera nación
africana que obtuvo la independencia. En 1969 una junta militar formada por
jóvenes oficiales derrocó al anciano rey pro occidental, estableciendo una
república nacionalista árabe que en la década de los ochenta y los noventa
propició e instigó el terrorismo internacional.
El protectorado de Gran Bretaña sobre Egipto terminó
formalmente en 1922, pero aquélla mantuvo el control de los asuntos militares y
de política exterior. En 1952 una junta militar derrocó a un gobierno manejado
por los británicos. En 1956 el dictador forzó la salida de las últimas tropas
británicas.
Francia acabó concediendo la independencia total a Túnez y
Marruecos, pero reforzó su control sobre Argelia. Los argelinos replicaron con
una guerra de guerrillas intensiva que comenzó en 1954. En mayo de 1958 el
gobierno de la cuarta República francesa abdicó sus poderes en el general De
Gaulle que pareció intentar conservar Argelia como parte de Francia pero, tras
varios años de derramamiento de sangre e infructuosos intentos de alcanzar una
cuerdo con los líderes argelinos para la autonomía dentro de la “Comunidad
Francesa”, en 1962 accedió a conceder la independencia total.
En 1951 Costa de Oro y Nigeria lograron cierta autonomía
local, no obstante, en costa de Oro, Kwame Nkrumah , un notable líder político,
exigió la independencia inmediata y se mostró decidido a obtenerla, antes de
correr el riesgo de una revuelta, los británicos accedieron a casi todas las
exigencias y en 1957 surgió el Estado de Ghana. Con este precedente, Nigeria
consiguió su independencia en 1960 y otras posesiones británicas siguieron el
ejemplo en años posteriores.
En 1965 Gran Bretaña había concedido la independencia a
todas sus colonias africanas excepto a Rhodesia del Sur. Finalmente en 1979
tras unas elecciones libres, la mayoría negra triunfó y rebautizaron el país
con el nombre de Zimbabue.
A mediados de la década de 1960 las antiguas potencias
coloniales europeas, excepto Portugal, habían concedido la independencia a casi
todas sus colonias en Asia y África. En 1974, no obstante, un golpe de Estado
en Portugal derrocó el régimen dictatorial y el nuevo gobierno no tardó en
negociar la independencia de sus colonias africanas, Angola y Mozambique.
La mayoría de los gobiernos de las nuevas naciones se caracterizaron
por su ineficacia y corrupción.
LOS ORÍGENES DE LA
COMUNIDAD EUROPEA
La Unión Aduanera del Benelux, que garantizaba el libre
movimiento de mercancías dentro de Bélgica, los Países Bajos y Luxemburgo, y un
arancel exterior común, surgió cuando se advirtió que, bajo las condiciones
modernas de producción y distribución, las economías de los Estados
independientes eran demasiado pequeñas para permitirlas disfrutar de los
beneficios totales de la producción a gran escala.
En 1950 el ministro de exteriores francés Robert Schuman
propuso la integración de las industrias del acero y del carbón. Los motivos de
Shuman eran tanto políticos como económicos. Participaron Alemania Occidental, las naciones
del Benelux e Italia. El tratado que
creaba la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA) se firmó en 1951 y
entró en vigor a principios del año siguiente. Estipulaba la eliminación dentro
de la comunidad de los aranceles y cuotas comerciales del mineral de hierro,
carbón, coque y acero, un arancel exterior común para las importaciones de
otros países, y controles en la producción y ventas. Para supervisar sus
operaciones se estableció una alta autoridad con poderes ejecutivos, una
Asamblea de carácter consultivo solamente y un Tribunal de Justicia para
resolver las disputas.
En 1957 los participantes del Plan Schuman firmaron dos
tratados más en Roma, uno creaba la Comunidad europea de Energía Atómica
(EURATOM), para el desarrollo de usos pacíficos de la energía atómica; y otro
creaba la comunidad económica europea
(CEE) o Mercado Común. El Tratado del Mercado Común estipulaba la eliminación
gradual de los impuestos de importación y las restricciones cuantitativas en
todo el comercio entre las naciones miembros y el establecimiento de un arancel
común. Los miembros de la comunidad se comprometían a realizar una política
común de transporte, agricultura, seguridad social y demás áreas fundamentales
de política económica, y a permitir el libre movimiento de personas y capital
dentro de las fronteras de la comunidad.
Tras la firma del tratado del Mercado Común, Gran Bretaña,
los países escandinavos, Suiza, Austria y Portugal crearon la Asociación
europea de Libre Comercio (EFTA). El tratado sólo estipulaba la eliminación de
aranceles de productos industriales.
Gran Bretaña, Irlanda y Dinamarca fueron aceptadas en el
Mercado Común como miembros en 1972, con entrada en vigor el 1 de enero de
1973. Posteriormente Grecia se unió en 1981, y España y Portugal en 1986.
Surgieron muchos problemas dentro de la Comunidad Europea.
La Política Agrícola Común (PAC) y el sistema Monetario Europeo (SME) (que
preveía la sustitución de las monedas nacionales independientes por una moneda
única, el ECU), constituían alguno de ellos.
En 1963 se firmó una convención Camerún que ofrecía
cooperación comercial técnica y financiera a dieciocho países del África negra.
En 1975 se firmó una convención en Lomé, Togo, con cuarenta y seis países de
África, el Caribe y el Pacífico, concediendo libre acceso a la Comunidad a casi
todos sus productos, además de proporcionarles ayuda industrial y financiera.
En 1979 la convención de Lomé se renovó y extendió a un total de cincuenta y
ocho países, y en 1984 a sesenta y cinco. La comunidad suscribió asimismo
acuerdos similares con Israel (1975), Túnez, Argelia y Marruecos (1976), y con
Egipto, Siria, Jordania y Líbano (1977).
LA ECONOMÍA DE POSTGUERRA
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